Si más del 70% del planeta está cubierto por agua y de éste, el 96.5% es salada y del 3.5% restante casi tres cuartos está congelada, es indiscutible la necesidad de tener que reutilizar este preciado y limitado bien para conseguir que las aguas residuales puedan volver a usarse.
Un agua que ya ha sido utilizada, en un uso doméstico, industrial, ganadero… pasa a llamarse agua residual. Esto es así porque ya no nos estamos refiriendo a un agua limpia, sino, que por su uso anterior, va a contener residuos (grasa, detergentes, plaguicidas, residuos industriales…) que han deteriorado drásticamente su calidad. Mediante una estación depuradora se le puede volver a dar una calidad suficiente para que vuelva a ser utilizada.
El maltrato a nuestros recursos naturales y en especial al agua es intenso y preocupante y hay una necesidad constante de innovar fórmulas para satisfacer las necesidades humanas, agrícolas o industriales cada vez más acusadas.
Son muchos los nuevos usos que hoy en día se le otorga a un agua residual urbana previamente tratada: Reutilización en agricultura, reutilización con fines municipales y recreativos, reutilización para transporte y lavado, potabilización del agua residual, reutilización para refrigeración industrial, reutilización para producción de biomasa
Dependiendo de la calidad con la que se recibe el agua, se precisarán más o menos tratamientos, aunque los esenciales suelen ser:
1. Coagulación y floculación
2. Decantación
3. Filtración
4. Desinfección
Las aguas residuales industriales que se generan como consecuencia de la actividad industrial, pueden ser (aguas de proceso, limpieza, refrigeración, etc.), y contienen contaminantes de naturaleza muy diferente.
La mayor parte de los procesos industriales utilizan el agua de una u otra manera. Este agua, una vez ha sido utilizada, debe ser tratada antes de ser vertida con independencia de si se devuelve al medio natural o de si se vierte a la red de saneamiento.
En el primer caso, el tratamiento debe ser el suficiente para que el vertido no cause ningún impacto ambiental en el medio receptor; y, si se vierte a la red pública de saneamiento, la composición de las aguas residuales debe cumplir con todos los parámetros físicos y químicos de la normativa vigente. Existe una tercera opción para las aguas residuales industriales ya depuradas: la reutilización.
Puesto que el agua es un recurso natural que no debe ser malgastado, la alternativa más sostenible consiste en el tratamiento del agua residual hasta conseguir que su calidad sea compatible con su reutilización en el proceso. La normativa en materia ambiental, cada vez más exigente, lleva a que en muchos casos la reutilización sea la opción más competitiva.