Se calcula que en la superficie del mar flotan actualmente más de cinco trillones de trozos de plástico y las previsiones apuntan a que los residuos plásticos que se vierten aumentarán hasta 10 veces en la próxima década, según dicen los investigadores. “Esto incrementará proporcionalmente la cantidad de carbono orgánico, con consecuencias para el crecimiento bacteriano y, a su vez, para otros organismos acuáticos y para el ciclo de carbono en los océanos”, destacan.
“Los plásticos expuestos a la intemperie experimentan procesos de degradación y envejecimiento, que provocan su ruptura en trozos pequeños. Los más diminutos, los microplásticos (con tamaños inferiores a cinco milímetros), pueden provenir de productos de cosmética, que utilizan micropartículas plásticas. Son tan pequeños que escapan a los filtros de las depuradoras”, explican los investigadores.
Además, apuntan, “los plásticos contienen aditivos que les confieren propiedades de elasticidad y durabilidad, y que pueden transferirse al agua. El plástico puede liberar compuestos orgánicos al medio marino, y hay factores, como la radiación solar, que estimulan la liberación de esos compuestos”.
La contaminación de los océanos por plástico es una de las principales preocupaciones ambientales en la actualidad. “Conocer los procesos físicos, biológicos y geoquímicos que marcan el destino final de estos plásticos es fundamental para entender su impacto en la salud de los océanos”, dicen los científicos.
Cada año se vierten al océano hasta 12 billones de toneladas de plástico, nuestros resultados sugieren que este plástico libera anualmente unas 23.600 toneladas métricas de carbono orgánico”